Apartamentos baratos en Lisboa

Capital de nuestro país vecino, la ciudad de Lisboa tiene grandes encantos para cualquier turista pero, especialmente, para los que llegamos desde España. Y es que a Portugal nos une un abundante pasado común, no sólo por cuando fuimos una sola nación sino también por las aventuras que emprendimos casi al mismo tiempo, como la gran epopeya americana. Además, Lisboa es, sin duda, una ciudad con encanto, vetusta y cosmopolita a la vez. En cuanto a esta última cualidad, porque ha mantenido el contacto con las antiguas colonias portuguesas y se ha modernizado con los tiempos.

Y, en cuanto al primer rasgo, Lisboa ha conservado buena parte de sus monumentos históricos a pesar del terrible terremoto que sufrió en 1755. Así ha ocurrido con los originarios del Medievo como el imponente Castillo de San Jorge, en el estuario del Tajo; la catedral o el Barrio de la Alfama en general, donde se hallan los dos anteriores. Siguiendo un orden cronológico, de la época de los descubrimientos son el Monasterio de los Jerónimos, perteneciente al estilo manuelino (variante lusa del Gótico tardío), y la Torre de Belem, a la entrada del Tajo.

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Claro que, para todo ello, hay que buscar un buen alojamiento y, en este sentido, la web 'Apartum' nos brinda muchos apartamentos con una excelente relación calidad-precio y adecuados para todo tipo de viajeros, desde familias hasta grupos de amigos pasando por románticas parejas. Pero volvamos a qué ver en Lisboa. Imprescindible es igualmente la "Baixa Pombalina", eje central de la ciudad que fue destruido por el citado terremoto pero vuelto a edificar gracias al marqués de Pombal (de ahí su nombre) y cuya calle principal es la Rua Augusta, que termina en el Arco Triunfal, restaurado hace apenas cuatro años.

Todo ello puede visitarse si aprovechamos los apartamentos baratos en Lisboa que nos ofrece 'Apartum'. Y también muchas cosas más. Por ejemplo, el Barrio Alto, al cual se accede a través del Elevador de Santa Justa o la Plaza del Comercio. Imprescindible es, igualmente, viajar en uno de los típicos tranvías que aún conserva la capital portuguesa (pero cuidado con los carteristas), comer en la calle de Portas de Santo Antao algún plato típico (como el Cocido a la portuguesa y la "Caldeirada" de bacalao) y, por supuesto, tomar un licor de cerezas en "A Grinjinha", el más singular bar-tienda de toda Lisboa.